Un movimiento que engendra un movimiento

Una vida sin emociones, una apatía prolongada, es algo que cuesta imaginar. Podría ser un estado que ocurre cuando se está fuera del mundo. Pero, ¿acaso se puede estar fuera del mundo? Existe la posibilidad de alejarse y aislarse, pero esto no significa que se deje de estar sintiendo.  

El filósofo Georges Didi-Huberman define la emoción como un movimiento que nos saca de nuestro yo interior y se expande hacia fuera. Este impulso arcaico e inconsciente atraviesa cada persona y la vincula a la comunidad humana. Así, el afecto se manifiesta en un gesto que es reconocible por las demás personas. Y como gesto, alberga una acción, y como acción, posibilita una transformación, por mínima que sea.

MAPAMUNDISTAS 2021 propone examinar esta zona intermedia del “entre” en la que acontecen las emociones: entre las personas, entre las personas y el mundo. Una vez ahí, plantea tomar conciencia de su potencia, de la energía que despliegan y de su papel político. Para ello, ha invitado a un conjunto de artistas que, o bien recopilan gestos de personas anónimas, o bien realizan gestos como propuesta para sentir y pensar. Así, mediante exposiciones, performances, proyecciones o talleres, se ha elaborado un recorrido en el que observar y hacer. Éste podría ser un posible guion:

Me llamo Fernando Renes. Entro en el edificio y dejo atrás los sonidos de la calle. Hace fresco pero la luz es amarilla y suena. Espero.

Me llamo Florencia Rojas. Cada día, voy al río, cuando el sol ya no quema tanto. El agua es verde, azul, parda. Me lanzo, miro el fondo y miro el cielo.

Me llamo Adriana Tamargo. Me llamo Guillermo Escribano. Conozco los hongos. Tengo trato con ellos.

Me llamo Lee Shulman. Me tiro desde el borde, desde el primer peldaño, desde la roca más alta. Vuelo y me hundo. Los pies arriba y la cabeza abajo.

Me llamo Itsaso Iribarren. Me llamo Germán de la Riva. Camino por la calle. Paso delante de las cámaras de vigilancia y los semáforos en rojo. Me acoplo al paso de la muchedumbre.

Me llamo Marianne Mispelaëre. Me uno a las demás. Alzamos las manos. En silencio.

Me llamo María Kourkoúta. Echo a correr en la calzada. Me miran.

Me llamo Ana Esmith. Me visto de beige. Llevo el martillo en el bolsillo por si acaso. Salgo.

Me llamo Laetitia Carton. Giro. Todo gira. Oigo pisadas.

Me llamo Alain Gomis. Canto cada noche. Canto el amor y la tristeza. Durante el día, en mi cabeza suenan violines.

Me llamo Víctor Forniés. Hablo del secreto.

Me llamo Iratxe Jaio. Me subo al tejado y escucho los susurros de la gran ciudad.

Alexandra Baurès, Comisaria